viernes, 19 de agosto de 2011

el segundo pasajero.



 Nunca comentes tus sueños al viento, este lleva tus palabras a lo largo y ancho de este mar infinito susurrándoles a otros marineros todo aquello que le contaste.
Marineros sin rumbo que se dejan llevar por las corrientes que surcan los mares de norte a sur y de este al oeste, marineros que intentaran buscar esas islas llenas de tesoros las cuales prometiste volver con ellas.

Escucha tu al viento, y entonces descubrirás los temores y sueños de otra gente.
Navega en silencio para poder oír al viento, de esta manera oirás también el rumor de los corsarios cuando naveguen cerca, corsarios dispuestos a todo, dispuestos a hacer naufragar tu barco por hundir tus sueños y conquistar tus islas.

Solo hay una persona que te puede ayudar, que nunca traicionara tus sueños ni tu confianza, que siempre será sincero y permanecerá a tu lado en los momentos más difíciles, por encima de todo, esa persona eres tú. Tu yo, tu ego, el que te aconseja te advierte y te avisa ante las dificultades, él es el que te extiende su mano cuando pides auxilio, él es el que te da oxigeno cuando te falta el aliento, él, que conoce tus sufrimientos.

Aquella mano que te agarra cuando te estas hundiendo, impulsándote hacia la luz que se va apagando a medida que te vas cayendo en ese mar sin fondo, de oscuridad y soledad.
Un espacio muerto, sin sonidos, donde aunque no lo parezca estas cayendo mas profundamente sin darte cuenta, donde la energía de tu cuerpo se agota lentamente, donde las fuerzas se difuminan poco a poco al igual que la luz que ves encima de ti.

Es él, el que te ayudara, se llama ego y es el dios de la guerra, el grito del alma.

Es el dios combatiente que muestra sus armas a todos los elementos, que grita e insulta a los dioses mostrando su arrogancia, su orgullo engreído, es superior a todo, el dios que despierta tu fuerza interior tu rabia tu dolor tu llanto tu odio, el que te abre los ojos y te despierta de ese sueño profundo y te muestra con su martillo el trono en el que estaba sentado, un trono que estaba por encima de todo, desde donde contemplaba todo el esplendor de sus mares e islas, sus tesoros, orgulloso de ello, y de estar a la altura de los demás dioses, de estar al lado de ellos, donde le corresponde.

Nunca subestimes a tu ego porque es él y nadie más, el que cuida de ti, de tu barca.
El que te protege con su escudo y machaca con su martillo,
  
y este siempre viaja contigo.

*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)

*Estauta: "Holger-Danske""Ogier el Danes" de H.P. Pedersen-Dan en el castillo de Kronborg, Dinamarca.

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