Bramidos desesperados recorren el viento haciéndose eco del miedo.
Dos oseznos blancos corren despavoridos hacia mi barca, su correr cada vez es más lento por el peso de la fatiga y la extenuación de su respiración.
La distancia que lo separa de sus presas los acerca con la velocidad de su carrera.
Uno de los oseznos queda rezagado en su huida alimentando la voracidad de su perseguidor.
Sin pensarlo salto de la barca y corro a su encuentro, voy tan rápido como puedo sin apartar la vista del osezno.
El osezno se erige en pie extendiendo sus diminutas garras para afrontar la envestida del lobo.
Grito desesperado para evitar que salte sobre su presa.
Un quejido y el rodar por el hielo enzarzados en una bola de escarcha y pelo desata mi rabia abalanzándome sobre él separandolo de su presa tornando mis manos tenazas sobre su cuello.
Siento su aliento en mi cara, batiéndose sobre mi con rabia desgarrando mi pecho con sus uñas afiladas. Se revuelve buscando un lugar donde clavar sus dientes, la voracidad del hambre alimenta su lucha. La ferocidad se vuelve locura.
El crujir de mi hombro inyecta un dolor me ahoga en la sangre que se desborda por mi cara emborrachando sus fauces mientras tiñe la nieve de rojo.
El despertar de mi Dios clama venganza atenazando su boca con una mano mientras con la otra aprisiona su nuez con todas sus fuerzas logrando arrancar sus dientes de la carnada mientras por un fugaz instante se cruzan nuestras miradas. Rabia, locura, desesperación y miedo se reflejan en ellas.
Sin vacilación me levanto con su cuello en mis manos y arrojo su cuerpo al espacio, impactando sobre el hielo se revuelve sobre si, y corre de nuevo a mi encuentro.
La locura de un Dios egoísta por morir en la lucha clava mis pies en el suelo a la espera de su embestida. Cargando los puños de adrenalina solo grita
-Vamos!!!!!
Se detiene ante mi enseñandome sus fauces, frunciendo el morro mostrandome sus dientes llenos de sangre. Resoplando rabia en su aliento helado mientras me contempla de nuevo la mirada.
En la lejanía echa la última vista atrás.
Aun sigo erguido con los puños encerrados, apenas noto dolor solo oigo el bombeo de mi corazón y un Dios que se diluye en mi interior abriendo la puerta del respeto.
El respeto a un lobo que busca sobrevivir en el hielo, al igual que yo.
Y al ver de nuevo el osezno correr solo siento admiración.
Se detiene ante mi enseñandome sus fauces, frunciendo el morro mostrandome sus dientes llenos de sangre. Resoplando rabia en su aliento helado mientras me contempla de nuevo la mirada.
En la lejanía echa la última vista atrás.
Aun sigo erguido con los puños encerrados, apenas noto dolor solo oigo el bombeo de mi corazón y un Dios que se diluye en mi interior abriendo la puerta del respeto.
El respeto a un lobo que busca sobrevivir en el hielo, al igual que yo.
Y al ver de nuevo el osezno correr solo siento admiración.
Admiración del valor de erguirse ante el peligro y luchar contra su destino.
*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo).
*Foto: Desconocido.
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