miércoles, 24 de agosto de 2011

el pensamiento que infla mis velas



A mi barca llego una botella con mi nombre escrita en ella, pero al ver su color, el verde, supe de su procedencia, una pequeña isla donde fluyen los pensamientos libres.
En su interior se hallaban las notas de un hombre libre, como no, Nietzche.
Al abrir la botella y desplegar sus notas, se libera el pensamiento guardado en ellas, el cual infla mis velas al exponer sus palabras al viento.

¿Queréis un nombre para este mundo?¿Una solución para todos sus enigmas?¿Y una luz para vosotros, oh desconocidos, oh fuertes, oh impávidos, oh hombres de la medianoche?¡Este nombre es la voluntad de poder y nada mas!

Pero el que ha meditado profundamente sobre el donde y el como la planta del hombre a crecido mas poderosamente hasta ahora, debe creer que el crecimiento se ha producido en condiciones opuestas; que a tal fin la peligrosidad de sus condición debe aumentar enormemente, su fuerza de invención debe desarrollarse combatiendo bajo una larga presión y constricción, su voluntad de la vida debe elevarse hasta una incondicionada voluntad de poderío y de predominio, y que peligro, dureza, violencia, peligro en la calle como en el corazón, desigualdad de derechos; en suma, lo contrario de todo lo que desea el rebaño, es la condición necesaria para la elevación del tipo humano.

Se debe, educar una nueva especie en el que se le garanticen aquella voluntad y aquel instinto de duración a través de muchas generaciones, una nueva especie de casta de señores; esto se comprende también como la larga y no fácilmente enunciable continuación de este pensamiento. Preparar una transmutación de los valores para una determinada especie de hombres fuertes de grandísima fuerza de voluntad y espiritualidad; el que piensa en esto Isaac, pertenece a los nuestros, a los espíritus libres.

Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes. El que trata de serlo, aun con derecho a ello, pero sin estar obligado a ello, prueba por si mismo que es no solamente fuerte, sino también audaz.

¡Y no esta en su poder volver atrás!¡No puede tampoco volver a la compasión de los hombres!

El loco y el santo son las dos especies humanas mas interesantes... Tienen estrecho parentesco con el “genio”. Los grandes aventureros están enfermos en ciertas épocas de su vida: dos grandes movimientos del sentimiento, la pasión de poder, el amor, la venganza, van acompañados de profundas perturbaciones.

El lamentarse no sirve para nada; es un signo de debilidad.

Hombres de una naturaleza que ha permanecido natural, bárbaros en el sentido mas terrible de la palabra, hombres de presa en posesión de una fuerza de voluntad, y de una ambición.

La casta noble fue, en su origen, siempre la casta bárbara. Su superioridad no residía primeramente en su fuerza física, sino en su fuerza psíquica.

Saludo a todos los nuncios de una época mas viril y mas guerrera, que pondrá de nuevo honor en la bravura. Pues esta época debe trazar el camino de una época mas alta todavía y reunir la fuerza de que esta tendrá necesidad algún día, para introducir el heroísmo en el conocimiento y hacer la guerra a causa de las ideas y de sus consecuencias. Para esto son precisos hoy hombres valientes que preparen el terreno, hombres que no podrán ciertamente salir de la nada; hombres silenciosos, solitarios y decididos, que sepan contentarse con la actividad imposible que persiguen; Hombres que con una propensión a la vida interior, traten de encontrar en todas las cosas lo que hay que superar en ellas; hombres que posean serenidad, paciencia, simplicidad y menosprecio de las grandes vanidades, así como la generosidad en la victoria y la indulgencia respecto de las pequeñas vanidades de todos los vencidos; hombres que tengan un juicio preciso y libre sobre todas las victorias y sobre la parte de azar que hay en toda victoria y en toda gloria; hombres que tengan sus propias fiestas, sus días de trabajo y de luto propios; hombres habituados a mandar con la seguridad de ser obedecidos, igualmente dispuestos a obedecer cuando es necesario, igualmente
 orgullosos en uno y otro caso, como si siguieran su propia causa; hombres mas expuestos, nada terribles, mas felices. Pues creedme, el secreto para cosechar la existencia mas fecunda y el mas grande placer de la vida es vivir peligrosamente.
¡Vivid en guerra con vuestros semejantes y con vosotros mismos!

El valor de una cosa se encuentra a veces no en lo que con ella se consigue, sino en lo que por ella se paga, en lo que nos cuesta.


Algún día visitare tus islas, esas islas llenas de tesoros, para poder seguir conversando contigo Isaac. 



*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta llegar a este ultimo).

*Ilustración: Friedrich Wilhelm Nietzsche 

ahora, la duda



Me siento tan solo… tan lejos...

Tan lejos del lugar donde partí, tan lejos de mi casa, tan lejos de todos… y tan solo…

Cada vez que avanzo hacia mi destino, que no se cual será, me separo mas de aquella playa donde una vez partí.
El mar se hace más grande entre mi barca y mi familia.., mi hogar…
Allí he de regresar, allí me esperan volver a abrazar.
Esperan oír noticias del mar, donde digan que por fin Isaac encontró sus islas soñadas, nuestras islas...
Allí donde la tierra es fértil, allí donde crecen los sueños haciéndose realidad.
A veces creo verlas delante de mí allá a lo lejos. Allá en la distancia, en la infinidad de la línea del mar que se extiende delante mi.
Allí en esa línea homogénea veo un punto, como  un pequeño vértice, y, es allí donde me dirijo, pero quizás el cansancio, la desesperación, o la ilusión de por fin llegar a alguna parte, de por fin pisar sus playas, quizás…
Porque la verdad es que cada vez me alejo mas y mas de un lugar que conocía y que poco a poco, cuando regreso en mis sueños, soy en él un extraño.  Alguien a quien parecen conocer pero no recuerdan quien es…
Me siento solo, y me da miedo morir, fracasar, agonizar, agonizar en la soledad.
Aun puedo volver, aun puedo regresar…
Fracaso, iluso, soñador, por volver después de tanto tiempo, por regresar sin esos sueños, donde están las islas?
 Si no hubieras partido quizás hoy tendrías una pequeña tierra donde sembrar, recoger y poder comer. Quizás un techo donde poder dormir, y una mujer con la cual compartir todo ello. Que para ti Isaac nunca fue suficiente…
 Quizás de ese modo nunca hubieran sufrido la marcha de un hijo, quizás hubieran vivido en la calma de un mar…

Quizás un mar callado, silencioso, inmóvil…

Quizás un mar muerto para mi alma.



*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo).

*Ilustración: Desconocido

martes, 23 de agosto de 2011

admiración, respeto.



Bramidos desesperados recorren el viento haciéndose eco del miedo. 
Dos oseznos blancos corren despavoridos hacia mi barca, su correr cada vez es más lento por el peso de la fatiga y la extenuación de su respiración.

La distancia que lo separa de sus presas los acerca con la velocidad de su carrera.
Uno de los oseznos queda rezagado en su huida alimentando la voracidad de su perseguidor.

Sin pensarlo salto de la barca y corro a su encuentro, voy tan rápido como puedo sin apartar la vista del osezno. 

El osezno se erige en pie extendiendo sus diminutas garras para afrontar la envestida del lobo.
Grito desesperado para evitar que salte sobre su presa.

Un quejido y el rodar por el hielo enzarzados en una bola de escarcha y pelo desata mi rabia abalanzándome sobre él separandolo de su presa tornando mis manos tenazas sobre su cuello.

Siento su aliento en mi cara, batiéndose sobre mi con rabia desgarrando mi pecho con sus uñas afiladas. Se revuelve buscando un lugar donde clavar sus dientes, la voracidad del hambre alimenta su lucha. La ferocidad se vuelve locura.

El crujir de mi hombro inyecta un dolor me ahoga en la sangre que se desborda por mi cara emborrachando sus fauces mientras tiñe la nieve de rojo.

El despertar de mi Dios clama venganza atenazando su boca con una mano mientras con la otra aprisiona su nuez con todas sus fuerzas logrando arrancar sus dientes de la carnada mientras por un fugaz instante se cruzan nuestras miradas. Rabia, locura, desesperación y miedo se reflejan en ellas.

Sin vacilación me levanto con su cuello en mis manos y arrojo su cuerpo al espacio, impactando sobre el hielo se revuelve sobre si, y corre de nuevo a mi encuentro.

La locura de un Dios egoísta por morir en la lucha clava mis pies en el suelo a la espera de su embestida. Cargando los puños de adrenalina solo grita

-Vamos!!!!!


Se detiene ante mi enseñandome sus fauces, frunciendo el morro mostrandome sus dientes llenos de sangre. Resoplando rabia en su aliento helado mientras me contempla de nuevo la mirada.




En la lejanía echa la última vista atrás.


Aun sigo erguido con los puños encerrados, apenas noto dolor solo oigo el bombeo de mi corazón y un Dios que se diluye en mi interior abriendo la puerta del respeto. 


El respeto a un lobo que busca sobrevivir en el hielo, al igual que yo.


Y al ver de nuevo el osezno correr solo siento admiración.

Admiración del valor de erguirse ante el peligro y luchar contra su destino.




*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo).


*Foto: Desconocido.

viernes, 19 de agosto de 2011

el segundo pasajero.



 Nunca comentes tus sueños al viento, este lleva tus palabras a lo largo y ancho de este mar infinito susurrándoles a otros marineros todo aquello que le contaste.
Marineros sin rumbo que se dejan llevar por las corrientes que surcan los mares de norte a sur y de este al oeste, marineros que intentaran buscar esas islas llenas de tesoros las cuales prometiste volver con ellas.

Escucha tu al viento, y entonces descubrirás los temores y sueños de otra gente.
Navega en silencio para poder oír al viento, de esta manera oirás también el rumor de los corsarios cuando naveguen cerca, corsarios dispuestos a todo, dispuestos a hacer naufragar tu barco por hundir tus sueños y conquistar tus islas.

Solo hay una persona que te puede ayudar, que nunca traicionara tus sueños ni tu confianza, que siempre será sincero y permanecerá a tu lado en los momentos más difíciles, por encima de todo, esa persona eres tú. Tu yo, tu ego, el que te aconseja te advierte y te avisa ante las dificultades, él es el que te extiende su mano cuando pides auxilio, él es el que te da oxigeno cuando te falta el aliento, él, que conoce tus sufrimientos.

Aquella mano que te agarra cuando te estas hundiendo, impulsándote hacia la luz que se va apagando a medida que te vas cayendo en ese mar sin fondo, de oscuridad y soledad.
Un espacio muerto, sin sonidos, donde aunque no lo parezca estas cayendo mas profundamente sin darte cuenta, donde la energía de tu cuerpo se agota lentamente, donde las fuerzas se difuminan poco a poco al igual que la luz que ves encima de ti.

Es él, el que te ayudara, se llama ego y es el dios de la guerra, el grito del alma.

Es el dios combatiente que muestra sus armas a todos los elementos, que grita e insulta a los dioses mostrando su arrogancia, su orgullo engreído, es superior a todo, el dios que despierta tu fuerza interior tu rabia tu dolor tu llanto tu odio, el que te abre los ojos y te despierta de ese sueño profundo y te muestra con su martillo el trono en el que estaba sentado, un trono que estaba por encima de todo, desde donde contemplaba todo el esplendor de sus mares e islas, sus tesoros, orgulloso de ello, y de estar a la altura de los demás dioses, de estar al lado de ellos, donde le corresponde.

Nunca subestimes a tu ego porque es él y nadie más, el que cuida de ti, de tu barca.
El que te protege con su escudo y machaca con su martillo,
  
y este siempre viaja contigo.

*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)

*Estauta: "Holger-Danske""Ogier el Danes" de H.P. Pedersen-Dan en el castillo de Kronborg, Dinamarca.

la espera.



Aun pasaron días hasta que la tormenta cedió, bajo aquel toldo esperamos impacientes la oportunidad, el momento adecuado para ponernos en marcha de nuevo.
Quizás nuestra barca se había detenido, pero en su interior aun albergaba una llama.

Durante esos días mi Dios alimento la llama con su ira, con su rabia, porque ese lugar no era su destino, espero el momento oportuno, reservando sus energías para ello.

Solo escuchaba el silencio. Ni tan siquiera el crujir de la madera, únicamente silencio.
Esperaba el momento oportuno.

El descender de una gota por la lona hasta precipitarse sobre mi rostro fue la señal que esperaba mi Dios.
Recogió su martillo y alzándose con él arremetió contra la lona que cubría nuestras cabezas.
Un sonido sordo crujió en el exterior, y así siguió hasta conseguir crear un agujero que nos permitiera salir al exterior.


El mar quedo enterrado bajo nuestros pies, aunque en la distancia emergía de nuevo sus aguas a través de una línea azul.
Nuestra barca atrapada por el hielo hacia impensable seguir la navegación, ni grietas ni ríos de agua salada, nada, simplemente un desierto de hielo y frío.

*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)

*Ilustración: "Ice drop" Autor: Gundi.

una Dama.



Recuerdo mi navegar por los fríos mares del norte. Durante largo tiempo recorrí esas aguas siguiendo el camino de los sueños.
Allí he vivido la furia del mar, el frio, la soledad y el calor con el cual me arroparon en momentos de debilidad.

Aun recuerdo las palabras cálidas con las que me solía hablar.

Todos tenemos un Dios, el mío venera la guerra, la furia, la ira, la lucha, el mar y la adversidad, pero a veces… el calor de dos palabras puede derretir mas hielo que el que golpea con toda su rabia.
Dos palabras de aliento pueden servir para crear un oasis donde antes lo cubría el hielo.

Así eran las palabras de una Dama, su edad iba mucho más allá que su espíritu, este siempre permanecía inalterable al tiempo. Ella fue con sus palabras quien me enseño el idioma de aquellas tierras heladas, y quien sin saberlo, dio aliento a mi llama.

Procedía de tierras lejanas, allá donde nacen los cuentos.
Hansel y Gretel recordaban su nombre, Etel; mientras que su apellido, Grimm, desvelaba a los autores del cuento. Aunque para mí siempre fue la Sra. Grimm.

Quién sabe, quizás fue Gretel en el cuento de la casita de chocolate…

Hubo un tiempo en el que se dedico a los niños, su pasión.  La opera le ofrecía todo un mundo, escuchar a los clásicos, sumergirse en los cuentos narrados a través de la música.
El teatro, la lectura, todo aquello que rodean las historias, los cuentos, ese era su hogar.
Sus manos mimaban un hermoso jardín donde cualquiera podía sumergirse sin miedo a perderse.

Hoy  ya nadie escucha los cuentos de aquellos que un día fueron marineros, capitanes, Damas o bucaneros. Nadie tiene tiempo para escuchar sus relatos, historias donde nacen algunos de nuestros sueños, de las palabras de aquellos que un día los vivieron.

La magia de un cuento despierta los sueños de aquellos que deseamos algún día ser protagonistas de ellos.

Hoy sentado en mi barca puedo verla en su jardín, perdida entre las flores, mimando sus pétalos entre sus manos, y dándoles cada día el agua que respiran.
Una agua que emana del jardín de su esencia, despertando cada mañana con el rocío de sus sueños.
Tan frágil como una rosa, tan intensa como sus pétalos y tan fuerte como sus espinas.

 Una rosa que nunca se marchita, que permanentemente emana esencia, frescura y sabiduría. Una fragancia amiga…

Así, como una rosa se muestra a todo aquel que desee saber de ella, abriendo sus pétalos bañados en purpura, en sangre latente.
Si sabes cogerla, si tienes delicadeza con ella, no te pincharan sus espinas, porque estas están hechas para los extraños, para aquellos que no tengan tacto con ella.
Si  desprendes calor, si irradias luz igual que el sol, se mostrara ante ti con todo su esplendor…
Acércate y escucharas su sabiduría.


Mi barca fue bautizada con el nombre de “Morgen”, y fue allí donde conocí su significado “El mañana”, el futuro, el destino, y para ello se hizo, para navegar siempre en busca de él.


*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)


*Ilustración: "Secret Garden" Sweedies en deviantart


jueves, 11 de agosto de 2011

aullidos.



Despierto con el aullido de un lobo. Mi Dios me observa desde el otro lado del fuego.
Irrumpe de nuevo el aullido sin pedir permiso al silencio, desgarrando la calma estancada en nuestra barca.  Me incorporo rápidamente y al levantarme mi Dios posa su mano sobre mi hombro, su mirada transmite serenidad y calma a mí ser.

-Descansa Isaac, solo es un lobo que venera a la luna…

Entonces me fijo en su atuendo, en la piel que cubre su cintura al igual que el metal de su casco oculto bajo el rostro y la piel de un lobo aposentada entre dos pitones blancos.

-Venera la luna, porque al igual que tu es quien le acompaña por las noches, su aullido recorre el viento escapando de la soledad, buscando oír una respuesta tras el aliento de su llanto.

De nuevo siento su llanto perderse en el silencio, y mientras sigo su aullido en la lejanía, este se rompe por una respuesta; Un aullido le contesta…

Mi corazón se estremece y sin querer derramo lagrimas mientras bajo la cabeza para que no me vea mi Dios llorar… Ocultado mi rostro ante él reprimo mis lágrimas.

Quizás el sentir una respuesta en la soledad, un aullido de esperanza ha desmoronado mi alma. A mí no me llegan sus palabras, solo el vacio de la soledad atrapado en una barca anclada en la nada. Y por un momento, un soplido frio, helado, hace temblar la llama que arde dentro de nuestra barca.

Y al alzar de nuevo la vista, veo a mi Dios observándome a través de la llama.




*(si has entrado por primera vez y desea saber la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo)


*Foto: Desconocido.

miércoles, 10 de agosto de 2011

el tintineo del silencio.



El mar se sume en un irrespirable silencio. Con la calma de este llega la desesperación.., alentada por el lento transcurrir del tiempo.
El frío acaricia mi piel mientras agonizo en esta serenidad tan lenta.
Silencio…
Solo se oye silencio…
A mis oídos llega un feble tintineo que me marca las horas.., los minutos.., los segundos.., al igual que un reloj.
Un tintineo que cuenta el goteo del tiempo que transcurre sin cesar…
Lo oigo con el latido de mi sangre, con el pulso de mi corazón.
Un tintineo que hipnotiza mis ojos poco a poco, sumergiéndolos en un profundo sueño. Transportándome con su tintineo a través de una densa niebla.
A medida que avanzo el tintineo se hace más sonoro, más fuerte, más seco. Desvaneciéndose la niebla a mi paso, abriéndome un sendero hacia el misterio del tintineo, revelando a mis ojos su secreto.

Veo un hombre de piel morena que emite golpes secos con su martillo. Su rostro surcado por arrugas no muestran su edad, sus ojos oscuros se concentran en un punto enfrente de él y por debajo de su cintura.
Hace mucho calor, detrás de él hay un horno encendido donde llamas enfurecidas desprenden el calor de su rabia.
Su barba larga y blanca al igual que su pelo apenas se inmuta con su golpeo.
Esta concentrado en su tintineo, en su trabajo.
Su mano izquierda sujeta unas enormes tenazas que abrazan una espada encendida con el color de las llamas. Reposa sobre un yunque de acero mientras es golpeada de nuevo. Evadiendo su dolor, su llanto a través de las chispas que se dispersan horizontalmente hasta extinguirse en la nada.
De nuevo levanta su enorme martillo hasta alzarlo por encima de su cabeza, y sostenido en su mano derecha ejerce sentencia. Descarga su fuerza contra el acero que desprende de nuevo su llanto, emitiendo ese sonido sordo y seco. Ese tintineo.
Ese lugar no me es extraño, pero no logro situarlo.
Ríos de sudor resbalan por la piel del hombre, no lleva ningún atuendo, simplemente la piel de lobo que cubre su cintura hasta llegar más arriba de sus rodillas. 
Unas delgadas cuerdas se entrelazan desde sus pies hasta las rodillas sujetando unas plantillas que reposan a modo de calzado.
En el suelo descubro un casco labrado en metal y cubierto con el rostro de un lobo que reposa sobre el entre dos pitones blancos con las puntas ennegrecidas mirando al cielo, mientras sigo oyendo el tintineo.
Una y otra vez golpea el acero dándole forma, moldeando el metal mientras es observado fijamente.
De golpe paro el tintineo, y retirando el acero del yunque lo sumergió en agua helada congelando mi corazón dejando de palpitar por momentos.
Al emergerlo de nuevo, contempla la hoja de su acero, de su espada.
La examina minuciosamente, observa su trabajo mientras gotas de sudor recorren su frente, sus músculos.
Voltea la hoja lentamente ante sus ojos estudiando su filo, y con la aprobación de un maestro la introduce hasta enterrarla bajo las brasas. Haciendo prender de nuevo la rabia de aquel fuego, impregnando el color de su ira en el acero de su espada.
De repente noto como un calor súbito prende dentro de mí. Como si se incendiara mi sangre hasta el punto de llevarla a ebullición.

No dice palabra alguna, concentrado sigue trabajando en ese silencio roto únicamente por el empezar de un nuevo tintineo.
Y con él, vuelvo a sentir el latir de mi corazón...

Enterró de nuevo la espada hasta el corazón de las brasas prendiendo la ira del fuego, y extrayendola de ellas la dirigió hacia mi.
Extendiendo mis manos hacia ella sin que me dijera nada notando el calor de su rabia sobre las palmas de mis manos. Me miro fijamente a los ojos mientras giro la hoja de la espada, desprendiéndose de ella dos anillos encendidos en llamas.

 - Isaac aquí están tus orígenes. Nunca los olvides.



Desperté del dolor extasiado y con el corazón palpitando en ebullición.
Tenía los puños cerrados como si se hubieran fundido sin poder abrirlos. Y al contemplarlos fijamente se abrieron mis dedos como pétalos de rosa, dejando ver entre mis manos una alianza en cada una de ellas.

En ellas había grabado divisas en latín, recordando que eres dueño de tu destino, que nada se opone, que llegar, ver y vencer es nuestro camino. Y para los enemigos, que nadie nos provoca impunemente. 

Ahora se que ese hombre no solamente estaba forjando una espada, sino mi alma. 
Manteniéndola despierta con su tintineo, sin dejar que se duerma…

Se que no descansara hasta encontrar su trono.
Porque él, es el Dios de la Guerra.

Mi Dios.


*(si has entrado por primera vez y deseas saber la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)


*Foto: Desconocido.