Siempre miraba el horizonte. De pie al viento, elegante y con su sombrero testigo de su vida, su abuelo contemplaba el mar.
Dejaba fluir sus sueños, su mente, a través de esa mirada fija en el infinito.
Siempre fue un gran pionero, un luchador incansable. En su mirada buscaba las islas desde lo alto del acantilado y con el viento en la cara señalaba impasible con la mirada el destino de Isaac, no decía nada.. escuchaba el silencio.
A la edad de cuatro años, su abuelo lo llevo hasta aquel lugar, los acantilados escarpados de las costas del país donde nació Isaac. Un lugar donde se hace presente la furia del viento, donde aludes de agua muestran su fuerza su furia envistiendo contra las rocas, incansables al tiempo... al agotamiento.
Isaac cogido de la mano de su abuelo contemplaba la hermosura del mar, un mar inmenso que brillaba en sus ojos.
Entonces su abuelo lo cogió en brazos y dándose la vuelta pudo contemplar el verde de los valles que se mostraban ante ellos, y extendiendo el brazo, le señalo la pequeña aldea donde había nacido Isaac.
-Mira que belleza Isaac.-le decía su abuelo mientras contemplaba la magnitud del paisaje.
-De pequeño a tu misma edad había soñado con estas tierras que hoy se extienden a nuestros pies, y partiendo de un sueño viaje en busca de ellas. Tierras fértiles donde es posible sembrar todo aquello que un hombre ha imaginado. Pero tienes que saber que estas tierras no las puede encontrar cualquiera, solo aquel que crea firmemente en ellas, en sus sueños, aquel que nunca se de por vencido.
Nunca me cansare contemplar estas tierras, un sueño donde tu también formas parte de él.
Y girándose de nuevo le mostró el mar, un azul que comenzaba bajo las rocas de sus pies.
-Ahora eres tu quien debe continuar nuestros sueños, tus sueños. –le dijo su abuelo mientras contemplaba el horizonte.
-Mas allá del mar están las islas que hemos soñado, las islas llenas de tesoros, lo se porque el viento me lo ha contado en sus viajes, y dice que aguardan la llegada de un marinero.
Dentro de poco ya no estaré aquí, pero te espero en la otra orilla, en las islas llenas de tesoros de que tanto te he hablado. Isaac no tardes porque espero verte pronto, y esta vez que seas tu el que me lleve a lo alto de sus acantilados para poder contemplar juntos los nuevos horizontes que dejaremos para los herederos de nuestros sueños.
*(si has entrado por primera vez y deseas saber la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta este ultimo.)
*Ilustración: Desconocida
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