Hay un viento que siempre me favorece, un viento que viene del oeste…
Una vez llegue hasta su procedencia, navegue hasta el otro extremo del mar para conocer aquella tierra. A veces creo que algo nos mueve, nos conduce, nos lleva a conocer sitios, lugares, gente, y personas las cuales sabes que formaran parte de ti, de tus viajes.
Recuerdo las palabras de Dogan, quizás mi ángel de la guarda, que velo por mí en aquellas tierras lejanas…
El me solía decir… que nuestro encuentro no es fruto de la casualidad, sino del destino, que sabía que nos teníamos que encontrar en ese punto en ese sitio en ese lugar en ese instante… porque según él, el destino está escrito…
Del mismo modo creo que fue el destino quien participo para que nos conociéramos, no lo sé, pero así surgió.
Ese viento procedente del oeste me trajo su voz, dulce, serena, no sabía quién era… pero empezamos a conversar a través él…
Ella sin saber quién era se prestó a ayudarme, a navegar con fuerza, alentó mi llama con sus palabras, con su dulzura, con su convicción, con su fuerza.
Entonces un día decidí seguir el viento, conocer la procedencia de aquellas palabras, descubrir nuevas tierras.
Llego el día en que alcance esa tierra situada en la otra punta del mar
Al despertar de un sueño vi a un colibrí que bateaba sus alas alrededor de una flor, al igual que una señal , fue la presencia de un buen augurio.
Siempre creyó por mis palabras que era un hombre mayor, alguien que había navegado mucho con el paso del tiempo, pero al verme la primera vez se sorprendió de mi juventud…
Llevo tiempo navegando pero aun solemos hablar a través del viento, ese viento del este y rizado que da vueltas y vueltas mientras avanza hacia su destino, sorteando montañas valles y llanuras con sus rizos, pero avanzando en la dirección deseada, marcada, quizás buscando de nuevo sus orígenes.
Es sin duda la fuerza de voluntad, el seguir hacia adelante, lo que mueve ese viento a no parar de soplar, de correr.
Le prometí que volvería, y ella para sellar mi promesa dejo en mi barca una botella de tequila, para cuando volviera que pudiéramos beberla juntos, contando nuestros viajes y disfrutando de nuestros sueños.
Para que nunca me perdiera y supiera encontrar el camino, puso junto a la botella de tequila la Virgen de Guadalupe.
Desde entonces siempre me encuentra ese viento del oeste para empujar mi nave inflando sus velas.
A veces en la soledad de nuestra barca suelo hablar con ella y aunque no me responda se que escucha mis palabras por la leve sonrisa que siempre me regala.
*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta llegar a este ultimo).
* Ilustración: "Virgen de Guadalupe" regalo de D.R.