domingo, 25 de septiembre de 2011

Viento del oeste



Hay un viento que siempre me favorece, un viento que viene del oeste…
Una vez llegue hasta su procedencia, navegue hasta el otro extremo del mar para conocer aquella tierra. A veces creo que algo nos mueve, nos conduce, nos lleva a conocer sitios, lugares, gente, y personas las cuales sabes que formaran parte de ti, de tus viajes.
Recuerdo las palabras de Dogan, quizás mi ángel de la guarda, que velo por mí en aquellas tierras lejanas…
El me solía decir… que nuestro encuentro no es fruto de la casualidad, sino del destino, que sabía que nos teníamos que encontrar en ese punto en ese sitio en ese lugar en ese instante… porque según él, el destino está escrito…
Del mismo modo creo que fue el destino quien participo para que nos conociéramos, no lo sé, pero así surgió.
Ese viento procedente del oeste me trajo su voz, dulce, serena, no sabía quién era… pero empezamos a conversar a través él… 
Ella sin saber quién era se prestó a ayudarme, a navegar con fuerza, alentó mi llama con sus palabras, con su dulzura, con su convicción, con su fuerza.

Entonces un día decidí seguir el viento, conocer la procedencia de aquellas palabras, descubrir nuevas tierras.

Llego el día en que alcance esa tierra situada en la otra punta del mar

Al despertar de un sueño vi a un colibrí que bateaba sus alas alrededor de una flor, al igual que una señal , fue la presencia de un buen augurio.

Siempre creyó por mis palabras que era un hombre mayor, alguien que había navegado mucho con el paso del tiempo, pero al verme la primera vez se sorprendió de mi juventud…

Llevo tiempo navegando pero aun solemos hablar a través del viento, ese viento del este y rizado que da vueltas y vueltas mientras avanza hacia su destino, sorteando montañas valles y llanuras con sus rizos, pero avanzando en la dirección deseada, marcada, quizás buscando de nuevo sus orígenes.

Es sin duda la fuerza de voluntad, el seguir hacia adelante, lo que mueve ese viento a no parar de soplar, de correr.

Le prometí que volvería, y ella para sellar mi promesa dejo en mi barca una botella de tequila, para cuando volviera que pudiéramos beberla juntos, contando nuestros viajes y disfrutando de nuestros sueños.

Para que nunca me perdiera y supiera encontrar el camino, puso junto a la botella de tequila la Virgen de Guadalupe.

Desde entonces siempre me encuentra ese viento del oeste para empujar mi nave inflando sus velas.

A veces en la soledad de nuestra barca suelo hablar con ella y aunque no me responda se que escucha mis palabras por la leve sonrisa que siempre me regala.


*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta llegar a este ultimo).

* Ilustración: "Virgen de Guadalupe" regalo de D.R.

tirando



Arrastro mi nave por el hielo deslizándose lentamente tras de mí, tenso la cuerda que nos une en cada paso que doy mientras observo esa línea azul que se extiende ante mí.

Mi nave es todo lo que tengo, y en ella llevo todos mis sueños, nuestra esperanza, arrastro con ellos y sigo tirando.  Llevo días avanzando, tirando de ella hacia esa línea donde podamos navegar de nuevo. A veces la fatiga, otras la desesperación y otras el silencio en mi interior hacen vacilar mis pasos. Esa línea azul…

Hay días que se vuelve más pesada costándome tirar de ella, entonces tengo dudas, dudas de si llegare de nuevo a ese mar.. y es ahí cuando al tirar de nuevo noto mas su peso, cuando paro para calcular la distancia que me separa, pierdo el tiempo pensando en ello, está muy lejos, no sé si llegare, pero pensar en esa cuestión me hace perder un tiempo valioso, mientras agoniza mi alma, inquieta por esa pregunta que me hago una y otra vez. Así que decido tirar de nuevo mientras clavo mi vista en el horizonte y avanzo un paso tras otro, me mentalizo, porque sé que he de llegar, porque tengo que lograrlo, porque este no es mi sitio, porque no quiero morir aquí en medio de la nada. Tiro, y sigo tirando, mientras veo a todos ellos en mi mente, nuestros sueños, lloro, pero sigo tirando, tensando la cuerda que nos une.

A veces veo un destello en la lejanía, en la línea azul, creo que es mi abuelo, desde el otro lado me indica que está ahí, que siga avanzando, que no pare.



*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta llegar a este ultimo).
*Ilustración: Escultura de Bronce en Dublin "Alineman pulling a rope" Autor: Dony MacManus.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

sigo boxeando


porque aun tengo oxigeno, porque me muevo, porque aun estoy de pie en el cuadrilátero, porque siento los golpes mientras el rival me observa, me estudia.

Se acerca poco a poco, cuenta mis pasos hacia un lado y hacia otro, mentaliza mi vaivén, mi guardia, la posición de mis puños. Cuenta una y otra vez hasta que le repito los mismos movimientos. Lanza su ataque, justo cuando empiezo a moverme de nuevo.
Me impacta, me cubro con mis puños, aguanto su martilleo, golpea mientras el público corea su nombre, mientras alimentan su ego de esperanza, de gloria.

Sigo cubriéndome mientras oigo los comentarios del público.

Me alimento de los silbidos, del odio, del entorno que quieren que caiga, que desista. Alimentan la rabia de mi ego, el despertar de la guerra. La canalizo, la proyecto y golpeo con fuerza, devuelvo cada silbido, cada grito, cada insulto, cada palabra en mi contra, golpeo de nuevo, hablando con mis puños, con mi clase, con mis movimientos, con mi boxeo, me reafirmo y golpeo, sin descanso, con más rabia, con más ímpetu, con más ganas de seguir luchando, y boxeo.

Boxeo hasta hacer temblar sus cimientos, sus creencias, sus palabras, sus deseos, sus piernas…

Pienso en mi abuelo, el estilo, la clase, la forma, la elegancia, el ritmo… estoy aun más fresco.
Me muevo de un lado a otro, muevo la cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, mientras me desplazo sin parar, cogiendo ritmo, oxigenando, escuchando el tic tac de mi corazón que me hace bailar sobre el cuadrilátero. Sobre mis sueños. Sobre nuestros sueños. Boxeo.

Y golpeo de nuevo, una y otra vez.

Noto su debilidad, noto sus movimientos más lentos, sus golpes menos precisos, retrocede, aumento mi ritmo, sigo golpeando, disparo balas en forma de puños, me muevo, oxigéno, boxeo y me reafirmo. En mis convicciones, en mis pensamientos, en mis sueños, en mis ideales, en mi familia, en los míos, en los que creen en mi. Boxeo.

Esquivo, me balanceo, y vuelvo de nuevo. La rabia vuela con mis puños, la adrenalina fluye por mis venas salvajemente, golpeo cada vez mas rápido, sin espacios, oxigéno en el vaivén de mis puños, martilleo.

Aumento aun mas mi ritmo, me crezco, aumento mi fuerza en el golpe, me muevo más rápido, soy más ágil, soy más veloz, no siento agotamiento, solo veo mis puños proyectándose con más velocidad, aumentando el ritmo, aumentando mi fuerza de luchar, de seguir hacia delante, abro un hueco y arremeto con mi puño cargado de ira.

Cae de rodillas desplomándose ante mí, noqueado por KO.

Se hace el silencio y en cambio sigo bailando, moviéndome, oxigenando, del mismo modo, de la misma forma, pero con más experiencia.

El silencio del público se vuelve admiración, respeto, ilusión

 Un público que nunca creyó en nosotros, pero que ahora empiezan a apostar por nosotros.

Pero yo sigo boxeando, del mismo modo, de la misma forma, con los mismos principios, con el mismo respeto…


*(si has entrado por primera vez y deseas conocer la historia de Isaac, empieza por el primer fragmento "La primera piedra" y ves leyendo hasta llegar a este ultimo).

*Foto: Rubin "Hurrican" Carter