Poco a poco comprendo y encuentro sentido a todo aquello
que me rodea, que hago, que pienso, quizás respuestas a preguntas que hasta hoy
no lograba entender.
Porque no me quede en tierra firme? Porque no busque la
seguridad en una tierra firme, una tierra que no se tambalea bajo tus pies, que
no cambia de forma constantemente, que no se mueve de un lado para otro. Porque
el mar…? Porque no ser igual a los demás? Porque no sembrar la tierra que tenias
bajo tus pies? Porque no…?
Porque no podría contemplar el mar desde la orilla sin
saber si podría llegar mas allá de donde se pierde la vista. Porque nunca sabría
si los sueños existen. Porque contemplar el principio de un camino, la puerta
de un sueño, el mar desde la orilla… puedo cerrar los ojos y no mirar, pero al
cerrarlos sueño con él, y vuelvo de nuevo a la orilla a contemplarlo otra vez.
A mirar mas allá, dejar que corran mis sentidos, sentir el rumor de las olas en
la orilla invitándote a entrar en él, acariciando la arena como si fuera tu
piel, siento el viento, siento la libertad de correr junto a él… entonces
vuelvo de nuevo a los brazos de mi abuelo, a lo alto de los acantilados, allí
donde él, por primera vez, me enseño el mar.
La firmeza con que me sostiene en su brazo me da
seguridad, mientras extiende el otro señalando el mar, el horizonte, allí donde
acaba el mar, allí donde se ocultan unas islas llenas de tesoros, así me lo
cuenta él mientras me mira, allí donde vuelve la vista.
*Fotograma: "El árbol de la vida" de Terrence Malick
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