Miro mis manos postradas en los remos mientras empujo una y otra vez mi barca, tiro de ella, una y otra vez mientras el sol abrasa mi espalda.
Navego, lento, a base de musculo, de fuerza, a base de convicción tiro de ella.
Porque somos uno.
Tiro de ella mientras contemplo mi sombra, el reflejo de mi silueta postrado ante mi preguntándome por nuestro destino. Navego en silencio mientras surco en mis pensamientos, una alternativa, una solución a navegar más rápido.
El sol abrasa, fatiga, cansa un cuerpo encadenado a su barca. Pero sigo remando, con la misma constancia desde que el viento dejo de soplar.
Remo atento a su silbido, esperando su brisa que acaricie mi espalda, que seque mis lágrimas.
Sigo luchando contra la adversidad del tiempo.
Sigo remando fortaleciendo mis brazos para luego aguantar una vela llena de viento. Para no dejar escapar el soplido del viento.
Mi dios anhela batalla, presenta su mazo al cielo, gritando de nuevo al viento. Desafiando a los dioses con su arrogancia. Su desesperación es el alimento de su rabia...
Sigo remando, empujando, tirando…
Me alimento de la rabia que viaja por mi silencio.
Converso sin palabras, fluyendo diálogos en mi pensamiento. Preguntas, dudas, inquietudes.
Quizás buscando una respuesta en mí sombra.
Ella, que habita en el silencio me responde con sus gestos, con su movimiento..
Sigue remando.
Aferro mis manos a los remos, impregno en ellos mi destino, mi confianza, mi convicción.
Empujando de nuevo con todas mis fuerzas, cogiendo impulso estirando mi cuerpo, alargando el recorrido de mis remos, buscando sin lugar a dudas la velocidad aunque hoy no tenga viento.
*Ilustracion: Cefiro en la obra “El nacimiento de Venus”
Cefiro es conocido como el Viento del Oeste. El es la suave brisa de la primavera que impulsa a Venus a la orilla. Aqui lo vemos entrelazado con la diosa Cloris a quien la había secuestrado. Ellos simbolizan la unión de la materia y del espiritu.